Desde los albores de la civilización los seres humanos hemos utilizado diversas herramientas y métodos en la toma de decisiones; muchas culturas por ejemplo se valían de la adivinación para predecir o pronosticar los sucesos, llevando tales prácticas a niveles de profesión o arte. Aunque nuestro siglo se ha caracterizado por un mayor y más fácil acceso a la información (gracias, por ejemplo, a Internet), esas prácticas no han desaparecido del todo ya que se sigue consultando a las estrellas, examinando el hígado y otras vísceras de animales, interpretando agüeros y hasta consultando a los llamados “espíritus” de los muertos, etc.
Independientemente de lo anterior, hay quienes si usan su cabeza e incluso la voz de su corazón pero no visto como una víscera más que examinar sino como un símbolo de lo afectivo y de las emociones, lo cual no termina de convencer a PHB quien prefiere el método antiguo que “seguro” le dirá si las divinidades aprueban lo que piensa hacer.